El público asistente al comienzo del concierto. |
Juan José González Soriano |
El Sol se despidió frente a mis ojos en el Lied 5"Al finalizar el trabajo" justo en el momento en que el molinero es felicitado por el amo, y la bella molinera "nos dice a todos... buenas noches".
Antes de que el sol nos dijera adiós, los 6 primeros lied del ciclo fueron expuestos con una breve explicación del los mismos ya que mi videotrabajo no podía verse a la luz del sol, todo fue acompañado del atardecer, el sonido de los pájaros, el olor de las flores, algún niño correteando por la plaza, la mirada atenta de alguno que se encontraba el evento de casualidad, el cielo azul, todas esas paredes llenas de historia humana, se respiraba historia (Don Quijote, Sancho (Manolo Castillo) y la bella Dulcinea también andaban por allí, entre los presentes).... y bajo la Torre del Reloj, las maravillosas melodías que Schubert compuso en 1823 para dar aún más vida a los poemas de Wilhelm Müller. |
El maestro Francisco Díaz Carrillo a la guitarra, susurraba y tintineaba maravillosamente como solo un arroyo puede hacer.... ¿¿qué más podía pedir el molinero, su confidente hecho vida en las manos de un maestro a la guitarra, hablándole y alentándole ir hacia la molinera??
Dulcinea (Elena Rueda) |
Quijote ( Francisco Jover) |
Empezó a oscurecer y mi corazón empezó a notar su efecto para facilitar mi labor como músico:
Acercar una vez más al público la maravillosa música e historia que hay en los poemas, repletos de detalles artísticos que en esta obra se muestran.
"No puedo cantar ya, mi corazón rebosa y no se como en rimas verter tanto amor"
"¿que canto hay en la Tierra que abarque tanto amor?"
"¿Será el eco de mi amor que desvaría?"
"¿Será el preludio de nuevos cantos?"
La esperanza reinó en la plaza cuando el arroyo anunciaba, en tonalidades mayores, el júbilo del encuentro con el verde, una cinta verde que el molinero coloca en el pelo de la molinera, al decirle ella "¿qué hace esa cinta en ahí colgada? perderá su color, ¡me gusta tanto el verde!" y nuestro molinero se alegra ya que, según el, ahí en esos cabellos rubios y rizados es "donde reina la esperanza".
Pero como en toda la época romántica, estos momentos de júbilo duran lo que dura un instante de felicidad, ya que "la presencia de un cazador dispara al corazón del molinero", (el cazador es la metáfora de la nueva tecnología en el primer cuarto del siglo XIX). El rugir del arroyo comienza este lied en un metronómico compás de 6/8, dejando toda la carga expresiva a la dinámica musical en la que el molinero conforme poetiza, aumenta la intensidad del volumen de sus palabras, dejando claro, que lo más grave estaba sucediendo.
Aquí es cuando nuestro molinero empieza lo que yo llamo... su poética "locura": "Celos y Orgullo", la bipolaridad del molinero de amar y odiar al color verde, todo esto expresado con una genial musicalidad poco común, demostrando la autenticidad del genio creador de Schubert, ya que camina entre el canto más visceral, temperamental y expresivo y el canto más espiritual, contenido y sentido, todo esto guardando el equilibrio entre los sentimientos, la armonía y la poesía.
En todo este sentir lleno de contrastes, este ciclo genera y generó, el silencio en toda la Plaza de Santa María de Andujar, en el que con la manera más sentida y matizada de los músicos, ofrecimos los tres últimos lied, donde el poeta Müller y Schubert nos recordaron una vez más que la vida y la muerte se hacen soportables a través del amor y la esperanza.
Wilhelm Müller |
Franz Schubert |
David Francísco Gascón Gallego.
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