02. Wohin? (¿Adónde?)
W. Müller y
F. Schubert.
Comienza la historia del molinero y su viaje a un mundo cargado de nuevas sensaciones, la ilusión por el conocimiento que todo aprendiz ha de tener, esa emoción ante lo desconocido, la sensación de libertad del caminante solitario con el apetito de explorar un nuevo mundo para él.
Traducción de Fernando Pérez Cárceles
Ich hört' ein Bächlein rauschen
Wohl aus dem Felsenquell,
Hinab zum Tale rauschen
So frisch und wunderhell.
Escuché
murmurar a un arroyuelo
que
brotaba de la fuente montañosa,
y
valle abajo sentía su corriente
tan
fresca y cristalina.
Antes de que la palabra entre en acción, Schubert nos
presenta con dos compases al arroyo, éste murmura en un compás de 2/4 en el que
cada parte presenta 6 semicorcheas en la mano derecha del pianista, ésta es una
de las muchas maravillas de este ciclo,
no solo es único en su estructura armónica, sino que da vida, con su estructura
rítmica, a un personaje principal de la obra, el arroyo, que estará presente durante
toda la obra en "dialogo" continuo con el molinero.
El murmullo es característico del género, expresa y
presenta claramente la sutileza de la poesía más pura y natural, esto mismo ha
de reflejar el interprete musical y el oyente, ha de notar la calma del murmullo
generado por el arroyo que llama la atención a nuestro querido molinero, describiéndonos con pasión todo lo que él ve y nos
invita a analizar con nuestros ojos cerrados y a través de nuestros
sentidos.
El agua, el susurro, la fuente montañosa, valle
abajo… estos elementos nos indican que la naturaleza es la base del romanticismo... de nuestra esencia. En definitiva, el amor a todo lo que crece gracias
a la fuente de toda vida, el agua, que como no podría ser de otra manera la
describe como “tan fresca (un soplo de frescor a nuestro mundo) y cristalina
(transparente)”.
Ich weiß nicht, wie mir wurde,
Nicht, wer den Rat mir gab,
Ich mußte auch hinunter
Mit meinem Wanderstab.
Hinunter und immer
weiter
Und immer dem Bache
nach,
Und immer frischer
rauschte
Und immer heller
der Bach.
No
sé qué me pasó,
Ni
quién me dio el consejo,
Tuve
que descender
Con
mi bastón de caminante.
Descender,
y cada vez más lejos,
Y
siempre junto al arroyo.
Que
cada vez murmuraba
Más
fresco y más cristalino.
Cualquiera de ustedes se ha
visto en esta situación de incertidumbre, en mi vida es casi diariamente, esa
sensación en la que has de optar por uno de varios caminos y tomas la dirección
que no sabes porqué pero decides tomarla, en este caso el molinero se agarra a
la dirección que le marca su susurrante confidente, aunque esto le suponga un
riesgo y un esfuerzo, él se deja llevar ante lo desconocido, ante la naturaleza
y decide descender valle abajo junto al arroyo. El interprete repite dos veces Und immer frischer
rauschte Und immer heller der Bach. (“Que cada vez murmuraba, más fresco
y más cristalino.”), la segunda debería de ser más intensa en expresión. Toda la
expresión del intérprete durante todo el ciclo Die Schöne Müllerin ha de estar al servicio de los sentimientos
que, a su juicio, siente el molinero, y de esta manera hacer de su interpretación
algo viva y única, puesto que única es su existencia e interpretación.
Ist das denn meine
Straße?
O Bächlein, sprich,
wohin?
Du hast mit deinem
Rauschen
Mir ganz berauscht
den Sinn.
¿Es éste, pues, mi camino?
Oh arroyo, dime, ¿Adónde?
Con tu murmullo me has
embriagado los sentidos.
Al comienzo de esta estrofa la dinámica
musical marca “pp” que dos indica una interpretación en piano (arroyo), para
poder expresar cómo el molinero susurra al arroyo y lo hace su confidente, le
pregunta ¿Adónde me llevas querido arroyo? (Wohin?), le ruega expresivamente y
con vulnerabilidad que se lo muestre, una vulnerabilidad cargada de
sensibilidad más cerca del alma que de la visceralidad humana; visceralidad de
la que presume nuestro joven molinero en el primer lied del ciclo.
Vulnerabilidad cargada de incertidumbre, como si su camino se cubriese de
oscuridad, expresada con la armonía en las semicorcheas del arroyo (seisillos,
grupos de seis notas por cada parte del compás); de esta manera y en, curiosamente 6 compases
el molinero es consciente que una fuerza sobrehumana (magia del compositor F.
Schubert) se apodera de sus sentidos.
Was sag ich denn
vom Rauschen?
Das kann kein
Rauschen sein:
Es singen wohl die
Nixen
Tief unten ihren
Reihn.
Más,
¿Qué digo murmurar?
Eso
no es ningún murmullo,
Son
las Ondinas que cantan
en
lo hondo mientras danzan.
La voz de nuestro molinero en una ejecución vocal sutil,
sensible y muy legato, nos ha de mostrar toda la musicalidad y expresión
posible en la frase Es singen wohl die Nixen (Son las Ondinas que cantan). Según
la mitología griega son ninfas acuáticas de espectacular belleza que habitan en
los lagos, ríos, estanques o fuentes, mitad mujer y mitad pez. Esta es la magia
que precede al “encantamiento” de nuestro sensible y emocionado molinero que lo
predispone a abrir su alma a la pasión por la naturaleza y el amor.
Laß singen, Gesell,
laß rauschen
Und wandre fröhlich
nach!
Es gehn ja
Mühlenräder
In jedem klaren Bach.
Déjalas cantar, compañero, déjalas
murmurar,
Y sigue alegre tu camino.
Las ruedas seguirán moliendo,
con cualquier arroyo claro.
Tras muchas interpretaciones a este
párrafo, me quedo con que sencillamente el molinero no se puede quedar únicamente
con la idea de lo mágica que es para todos el poder de la naturaleza, sino que
ha de seguir caminando y descubriendo, porque más adelante sabe que su viaje aún
nos tiene mucho que enseñar. Según termina este lied, “Las ruedas seguirán
moliendo, con cualquier arroyo claro” mi personal interpretación es que “la
vida y el esfuerzo (ruedas) siempre prevalece con la presencia
del agua que todo lo hace crecer”. Gran mensaje del profundo amor que todo
romántico tiene por la naturaleza y que es tan importante para todos nosotros
en nuestros tiempos.
Gracias por su tiempo
David Gascón Gallego
Barítono.
Barítono.